Si las paredes de un auto hotel hablaran… no lo harían, gritarían. 😏
Es un hecho: los auto hoteles son el epicentro de encuentros ardientes, donde los gemidos y gritos pueden ser parte del menú sin que nadie los juzgue. Pero, ¿qué tan fuerte es demasiado fuerte? ¿Hasta dónde es pasión y cuándo se convierte en un espectáculo para el cuarto de al lado?
¿Quién grita y por qué?
Los gritos en un auto hotel son como las señales de tráfico: pueden indicar varias cosas. Hay quienes gritan por puro placer, otros por puro show, y algunos porque han visto una araña en la cama (sí, pasa).
Los apasionados: No lo pueden evitar, están tan metidos en el momento que cada sensación se convierte en un sonido.
Los exagerados: Les encanta que todos sepan que la están pasando increíble, aunque en realidad estén más en un casting que en la acción real.
Los ninja silenciosos: No emiten ni un sonido, pero cuando escuchan al cuarto de al lado, se muerden los labios para no soltar una carcajada.
Los que se desconcentran: Nada mata más la pasión que un “¡OH, SÍÍÍÍÍ!” que suena como un concierto de rock.
¿Molestia o motivación?
Para algunos, los gritos ajenos son parte del ambiente y hasta les da un empujoncito extra. Para otros, pueden ser tan incómodos como una llamada de la suegra en pleno acto.
Los auto hoteles están diseñados para estos momentos, pero eso no significa que todos quieran escuchar el concierto de gemidos a todo volumen. Algunos auto hoteles ya incluyen puertas y ventanas insonorizadas, música ambiental o incluso opciones de “privacidad extrema” (por un precio extra, claro).
¿Y tú, gritas o te aguantas?
Hay quienes se desinhiben sin pensarlo y quienes tienen miedo de que alguien los reconozca en la salida. La clave es disfrutar sin preocupaciones, pero sin olvidar que el placer no siempre necesita un altavoz.
Hablando de sonidos en el auto hotel… en la próxima entrada vamos a hablar de los ruidos más raros que puedes escuchar en un auto hotel (y que no tienen nada que ver con el sexo). ¿Te atreves a descubrirlos? 😉